Antecedentes del Progreso Indefinido
¿Alguna vez te has preguntado cómo surgió la idea de que los humanos podemos mejorar constantemente? Todo comenzó con la Revolución Científica siglosXVI−XVII, cuando el desarrollo del método científico permitió nuevos descubrimientos en biología, química, física y matemáticas. Este movimiento cambió radicalmente la visión del mundo, dando a las personas la sensación de tener mayor control sobre su entorno mediante el conocimiento.
Otros antecedentes importantes incluyen el humanismo, las exploraciones geográficas y la Ilustración (siglo XVIII). Este último movimiento, impulsado por la burguesía, promovía usar la razón para encontrar la verdad, la libertad de pensamiento, la justicia e igualdad, y el reemplazo de la superstición por la ciencia. Figuras como Galileo, Pitágoras, Kepler, Newton y Bacon fueron fundamentales en estos procesos.
La idea del Progreso Indefinido se consolidó entre finales del siglo XVII y mediados del XIX, gracias a inventos como la primera fotografía, la máquina de vapor y las primeras vacunas. Sus principios fundamentales incluyen ver el progreso como un camino lineal y ascendente, adoptar una visión antropocéntrica, utilizar metodologías científicas y racionales, y creer en la posibilidad del perfeccionamiento humano en todos los niveles.
💡 ¡Dato interesante! El Progreso Indefinido no es solo una teoría abstracta: cambió la forma en que las personas vivían su día a día, haciendo que confiaran más en la ciencia y menos en explicaciones sobrenaturales para entender el mundo.
Positivismo
El Positivismo surgió en el siglo XIX como una corriente filosófica que planteaba que solo podemos adquirir conocimiento válido mediante la ciencia. Esta corriente rechaza todo lo ambiguo y supersticioso, valorando únicamente lo tangible y metódico que puede ser comprobado a través del método científico.