Destino del piruvato y fosforilación oxidativa
El destino del piruvato varía según la presencia o ausencia de oxígeno en la célula. En condiciones aeróbicas, el piruvato es transportado hacia la matriz mitocondrial, donde la enzima piruvato deshidrogenasa lo descarboxila para formar NADH y acetil-CoA. Este último es el primer sustrato del ciclo de Krebs (o ciclo del ácido cítrico).
En cambio, cuando hay baja concentración de oxígeno, como durante el ejercicio intenso, se activa el proceso de fermentación. En el ser humano, el piruvato es reducido por la enzima lactato deshidrogenasa, formando lactato. Este lactato posteriormente viaja al hígado para formar nuevas moléculas de glucosa a través del ciclo de Cori.
En la matriz mitocondrial, el acetil-CoA ingresa al ciclo de Krebs y se convierte en citrato. A partir de aquí, las enzimas del ciclo oxidan progresivamente al citrato y sus derivados, reduciendo NAD+ a NADH en tres ocasiones y FAD a FADH₂ en una de las etapas. El producto final es el oxalacetato, necesario para formar una nueva molécula de citrato y continuar el ciclo.
💡 Cada vuelta del ciclo de Krebs produce 3 NADH, 1 FADH₂, 1 GTP (equivalente a ATP) y 2 moléculas de CO₂ por cada molécula de acetil-CoA procesada.
La cadena transportadora de electrones genera un gradiente de concentración de protones de hidrógeno entre el espacio intermembrana y la matriz mitocondrial. Este gradiente crea un potencial eléctrico que activa el complejo proteico de la ATP sintasa.
La ATP sintasa funciona como un motor molecular. Los protones de hidrógeno regresan desde el espacio intermembrana hacia la matriz mitocondrial a través de la subunidad FO de la enzima (difusión pasiva). Este flujo de protones genera la energía necesaria para hacer rotar la subunidad F1, donde el ADP y el fosfato inorgánico (Pi) se unen covalentemente formando ATP.
Este proceso, conocido como fosforilación oxidativa, es extremadamente eficiente. La oxidación de biomoléculas como glucosa o ácidos grasos libera electrones que son transportados por NAD+ y FAD, que se reducen a NADH y FADH₂. Estos transportadores llevan los electrones a la cadena respiratoria, generando la energía necesaria para la síntesis de ATP.