Fecundación e Implantación
La fecundación generalmente ocurre en las trompas uterinas, donde el ovocito es receptivo mientras está en metafase II. Curiosamente, el movimiento de los espermatozoides a través del útero se debe principalmente a contracciones uterinas pasivas y no a su propia propulsión, lo que les permite conservar energía.
En el tracto reproductivo femenino ocurre la capacitación del espermatozoide, haciéndolo hipermóvil y permitiendo la reacción acrosómica. El acrosoma, ubicado en la cabeza del espermatozoide, contiene enzimas como la hialuronidasa (que disuelve los enlaces de ácido hialurónico de la corona radiada) y la acrosina (que descompone la zona pelúcida).
Para evitar la polispermia (fecundación por más de un espermatozoide), se produce una reacción cortical después de que el primer espermatozoide entra al óvulo. Esto cambia la carga eléctrica y la conformación proteica de la zona pelúcida, bloqueando la entrada de otros espermatozoides.
🔍 El espermatozoide aporta el centriolo al óvulo, componente esencial para completar la meiosis II y comenzar las primeras divisiones del cigoto.
Tras la ovulación, el folículo remanente se convierte en el cuerpo lúteo, que secreta progesterona para preparar el endometrio para un posible embarazo. Si no hay fecundación, el cuerpo lúteo degenera y se transforma en el cuerpo albicans, una cicatriz en el ovario.