La Tiroides y Sus Hormonas
La tiroides es una pequeña glándula con forma de mariposa ubicada en la base del cuello. Produce dos hormonas principales tiroxina (T4) y triyodotironina (T3), que controlan tu metabolismo y afectan casi todos los órganos de tu cuerpo. Estas hormonas influyen en funciones esenciales como tu ritmo cardíaco, temperatura corporal y peso.
Cuando la tiroides funciona excesivamente, se produce hipertiroidismo, causando síntomas como pérdida de peso, taquicardia, ansiedad y sudoración excesiva. Por el contrario, el hipotiroidismo ocurre cuando hay poca producción hormonal, provocando aumento de peso, fatiga constante, intolerancia al frío y piel seca.
¡Dato importante! Los problemas de tiroides son muy comunes y afectan más a mujeres que a hombres. Si notas cambios inexplicables en tu peso o nivel de energía, podría estar relacionado con tu tiroides.
La Hipófisis La Glándula Maestra
La hipófisis, también llamada glándula pituitaria, controla muchas otras glándulas en tu cuerpo. Se divide en neurohipófisis y adenohipófisis, cada una con funciones diferentes pero igualmente importantes.
La neurohipófisis almacena y libera hormonas producidas por el hipotálamo, como la oxitocina (importante en el parto) y la vasopresina (regula el agua en los riñones). La adenohipófisis produce varias hormonas cruciales, incluyendo la hormona del crecimiento (GH), la TSH que controla la tiroides, y hormonas reproductivas como la FSH y LH.
El Páncreas y la Regulación del Azúcar
El páncreas tiene funciones digestivas y hormonales. Su parte endocrina produce principalmente insulina y glucagón, hormonas que regulan tus niveles de azúcar en sangre (glucemia). La insulina disminuye la glucemia facilitando la entrada de glucosa a las células, mientras que el glucagón aumenta la glucosa cuando está baja.
Cuando este sistema falla, puede desarrollarse diabetes. La diabetes tipo 1 es autoinmune y destruye las células productoras de insulina, mientras que en la diabetes tipo 2, el cuerpo desarrolla resistencia a la insulina. Ambos tipos comparten síntomas como sed excesiva, orinar frecuentemente y fatiga.
Los procesos de glucogenolisis (almacenamiento de glucosa) y gluconeogénesis (liberación de glucosa) son fundamentales para mantener niveles adecuados de azúcar en sangre, con el hígado como protagonista en estos procesos.