El embarazo y las estructuras de protección
Después de la fecundación, el cigoto se divide muchas veces formando el embrión, que viaja hacia el útero. Aproximadamente al séptimo día ocurre la implantación, cuando el embrión se adhiere a la pared del útero. Para protegerse y nutrirse, se desarrollan estructuras especiales llamadas anexos embrionarios.
La placenta es un órgano fundamental que comunica al feto con su madre. Permite el intercambio de nutrientes, oxígeno y desechos, además de producir hormonas como la progesterona, que mantiene el embarazo. El amnios es un saco lleno de líquido donde flota el feto, protegiéndolo de golpes e infecciones.
El cordón umbilical conecta al feto con la placenta, permitiendo que reciba todo lo que necesita para desarrollarse. El acrosoma, ubicado en la cabeza del espermatozoide, contiene enzimas que le permiten atravesar las barreras del ovocito durante la fecundación.
¡Dato curioso! La maduración de los espermatozoides ocurre en el epidídimo, una estructura del sistema reproductor masculino, y no en los testículos donde son producidos inicialmente.