Fascismo y sus características
El fascismo italiano surgió cuando Benito Mussolini se autoproclamó líder aprovechando el descontento tras la Gran Depresión. Esta ideología se caracterizó por un nacionalismo extremo que exaltaba la superioridad de Italia y su historia, promoviendo el orgullo nacional mientras rechazaba a extranjeros y minorías.
El totalitarismo fue la base del sistema fascista, estableciendo un control absoluto del Estado sobre todos los aspectos de la vida: política, economía, sociedad y cultura. Este sistema no toleraba ninguna oposición, eliminándola mediante propaganda, represión policial y control de la información.
Las causas del fascismo fueron principalmente la crisis económica, el descontento con la democracia liberal y las promesas de orden que hacía Mussolini. Sus consecuencias fueron devastadoras: supresión de libertades individuales, persecución de opositores y control total de la economía y sociedad.
¡Dato importante! Aunque la Gran Depresión no causó directamente el fascismo, creó un vacío de poder y un sentimiento de desesperación que Mussolini aprovechó prometiendo estabilidad y orden.
La Gran Depresión comenzó con el colapso del mercado de valores en 1929, causada por la sobreproducción sin suficiente demanda y problemas bancarios, creando un profundo desequilibrio económico. Este desastre económico contribuyó a la inestabilidad política y social que el fascismo aprovechó para tomar el poder.