Estructura y Cientificidad del Conocimiento
El conocimiento científico sigue una estructura que, aunque no es una receta rígida, sirve como guía metodológica. Este proceso incluye la observación de fenómenos, la formulación de hipótesis explicativas, la experimentación para contrastar esas hipótesis, el análisis de resultados y la formulación de conclusiones que se integran al cuerpo teórico existente.
Como señaló Mario Bunge, la ciencia no es solo observación; implica también construcción conceptual, uso de lenguaje técnico y trabajo colectivo. Es un proceso creativo y social que va más allá de la simple recolección de datos.
Una disciplina se considera científica cuando cumple con ciertos criterios de cientificidad: usa un lenguaje preciso para evitar ambigüedades, emplea definiciones operativas, aplica un método replicable que va más allá de la experiencia personal, somete sus resultados a revisión por pares como filtro de calidad, muestra una acumulación progresiva de conocimiento y mantiene consistencia interna en sus teorías.
Las ciencias se clasifican tradicionalmente en formales (como matemáticas y lógica), que estudian entes ideales mediante deducción, y ciencias fácticas o empíricas, que estudian hechos del mundo real mediante observación y experimentación. Estas últimas se subdividen en naturales (física, química, biología) y sociales (sociología, economía, antropología).
¡Recuerda! La distinción entre ciencia y pseudociencia no depende del tema estudiado sino del método empleado. La astrología estudia los astros (tema legítimo) pero no es ciencia porque carece de método replicable, consistencia interna y capacidad predictiva verificable.