El desafío y la huida
Tras el secuestro de doña Inés, la tensión dramática alcanza su punto culminante. Don Juan lleva a la joven a su quinta junto al Guadalquivir, donde tiene lugar la famosa "escena del sofá" en la que ambos se declaran su amor. Este momento lírico es interrumpido por la llegada del Comendador, que busca venganza por el honor de su hija.
En un giro inesperado, don Juan, transformado por el amor, se arrodilla ante don Gonzalo y le pide la mano de doña Inés. Le ofrece cambiar su vida y someterse a cualquier condición que le imponga. Sin embargo, el Comendador rechaza esta propuesta con desprecio, exigiendo la devolución de su hija.
La situación se complica cuando aparece don Luis, que había sido encerrado por Ciutti. Ambos, don Luis y don Gonzalo, se unen contra don Juan, quien, sintiéndose acorralado y herido en su orgullo, reacciona con violencia. En un arrebato fatal, mata al Comendador de un pistoletazo y a don Luis en un duelo de espadas.
Perseguido por la justicia, don Juan escapa arrojándose por el balcón al río, donde le espera un barco que lo llevará lejos de Sevilla, pronunciando antes su famosa declaración: "Llamé al cielo y no me oyó, y pues sus puertas me cierra, de mis pasos en la tierra, responda el cielo, y no yo."
¡No te pierdas! Este momento marca el final de la primera parte de la obra. La frase final de don Juan refleja su rebeldía ante el destino y su negativa a asumir responsabilidad por sus actos.