Valorando nuestra forma de hablar
En los últimos años, con la llegada de extranjeros hispanohablantes a Chile, hemos podido comparar nuestra forma de hablar con la de otros países y a veces nos hemos autoevaluado de manera muy crítica. Pero esto no significa que nuestro español sea "pobre", sino que simplemente hemos adaptado el idioma según nuestras necesidades e idiosincrasia.
Es importante entender que el lenguaje oral es espontáneo, más afectivo y menos elaborado que el escrito. Y es precisamente ese código oral el que a menudo se analiza cuando se habla del español chileno. Sin embargo, en el código escrito, Chile está a la par con todos los demás países hispanohablantes.
Los científicos, escritores, profesores, periodistas y profesionales chilenos utilizan un lenguaje culto perfectamente válido y comprensible para el resto de los hablantes de español en el mundo. Nuestras particularidades lingüísticas no son defectos, sino rasgos distintivos que forman parte de nuestra identidad nacional.
Nuestros localismos, regionalismos, indigenismos y americanismos constituyen una riqueza lingüística que merece ser valorada y estudiada. Lejos de avergonzarnos, deberíamos sentirnos orgullosos de la forma única en que hemos hecho nuestro el idioma español, contribuyendo a la diversidad y vitalidad de una de las lenguas más importantes del mundo.
⭐ ¡Para reflexionar! Como señala el autor: "La lengua, como producto social de una comunidad tan segregada en clases, edades, razas y niveles de acceso a conocimientos, muta y cambia más rápido de lo que desearíamos". Esto no es algo negativo, sino una muestra de la vitalidad de nuestro idioma.